Según la RFP este “proceso de construcción, asimilación y adaptación de la identidad dominicana y de la espiritualidad propia de la Orden se realiza de forma autónoma, responsable y libre por cada uno de los frailes estudiantes, con el acompañamiento de la comunidad formadora […] quien les ayuda en forma personalizada y en comunidad a crecer humana, cristiana y espiritualmente, a integrar el estudio en su vida, de modo tal que la virtud de la estudiosidad, se alimente de la realidad, nutra la contemplación, cualifique la vida fraterna y anime la predicación; a sensibilizarse frente a los sufrimientos, frustraciones, necesidades y expectativas de los grupos humanos y a dar respuestas apostólicas dominicanas concretas, adecuadas a las etapas de formación; a participar de manera transparente y auténtica en la vida comunitaria, particularmente en el desarrollo de los proyectos apostólicos de la Provincia; a prepararse para la profesión solemne y las órdenes sagradas” (RFP 72).