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Aire (2/5)

|  marzo 08 DE 2020 • Fray Rodrigo Rivero Gutiérrez, O.P.  |

“Alerta amarilla ambiental en Bogotá” ha declarado la secretaría de Ambiente de la capital Colombiana al leer los resultados sobre la calidad del ‘aire’ arrojados por la estación ‘móvil carrera séptima’, ubicada en el parque de los Hippies, Chapinero. Tales resultados muestran que los niveles de concentración de material particulado son supremamente elevados, con un gran potencial para afectar la salud de los capitalinos. La calidad del ‘aire rolo’ se ha deteriorado por conflagraciones ocurridas en departamentos como Cundinamarca, Casanare, Meta, arrastrando los vientos el material particulado hasta aquí.

Aunque, a ciencia cierta, la quema forestal no sería la única razón de la contaminación del ‘aire’ en Bogotá, otros factores propios de los hábitos citadinos están influyendo irreversiblemente en el deterioro; es por ello que se han tomado medidas preventivas ante esta crisis ambiental, como la restricción al funcionamiento de industrias, cambios en los horarios de pico y placa de automóviles y varias campañas de sensibilización para movernos de manera sostenible, rodando en bicicletas, abordando el transporte público y compartiendo viajes en vehículos particulares, entre otros.  Esta alerta ambiental no es juego de niños. De hecho, si comparamos las tasas de defunción por tipo de enfermedades en Bogotá (así como lo demuestra la gráfica), las enfermedades respiratorias han presentado un crecimiento del 30% (de 22,4 en 2009 a 29,1 en 2018), ganándole al cáncer (21,5%), a la diabetes (13,8%) e inclusive a las enfermedades cardiovasculares (12%).

Ahora bien, si la alerta amarilla indica un riesgo moderado y la alerta naranja significa un peligro alto, ¡Cuaresma es una alerta roja espiritual! En este tiempo cuaresmal  2020 se nos hace un contundente llamado de atención a cuidar nuestra casa común. El Dios del Nazareno es un Dios que cuida de los otros y de lo otro. Es por ello que los cristianos debemos en todo tiempo, pero sobretodo en este tiempo cuaresmal de vigilancia y preparación a las fiestas pascuales, proteger el vulnerable medio ambiente. Todos y cada uno de los seguidores de Jesús debemos implementar como ‘práctica cuaresmal’ algunos cambios de hábitos ambientales, tales como, reducir el uso de automóviles, movilizarnos más en bicicleta o caminando, reciclar, plantar árboles, etc. No todo puede ser ayuno, oración y limosna.

Porque si tantos cristianos estamos pendientes de Dios, a quien no vemos pero sentimos dándonos alientos de vida, cómo no cuidar del ‘aire’, que no vemos pero que nos podría quitar el hálito de vida .