Desobedecer para servir mejor al interés común
Desobedecer para servir mejor al interés común
Entrevista con fray Walter Yesid Rivero Florez, O.P.
| octubre 07 de 2025 |
A continuación reproducimos la entrevista que realizó fr. Erick Ross, O.P., a fr. Walter Rivero,O.P. La cual fue publicada originalmente en el boletín Prêcheurs, de la provincia dominicana de Francia en su número 289, correspondiente al mes de septiembre de 2025.
Investigador apasionado y predicador comprometido, Fray Walter Yesid Rivero Florez, O.P. de la provincia de San Luis Bertrán en Colombia, trabaja actualmente en una tesis codirigida por el Institut Catholique de Paris y la Université du Québec à Montréal. Su tema: la desobediencia civil. Inspirado en el pensamiento de Henry David Thoreau y otras figuras filosófico-prácticas comprometidas, se interroga sobre la relación entre conciencia individual, justicia social y fe cristiana.
En esta entrevista, Walter repasa su trayectoria, sus intuiciones y la forma en que su investigación alimenta su predicación:
Hermano Walter, gracias por dedicarnos tu tiempo. Para empezar, ¿podrías contarnos tu trayectoria? ¿Cómo llegaste a trabajar en el ámbito de la desobediencia civil?
¡Por supuesto! Todo comenzó en mi provincia, en Colombia. Allí seguí la formación clásica de la Orden: prenoviciado, noviciado y luego los estudios. Allí se aprenden las bases: seguir a Cristo, vivir en comunidad y prepararse para la predicación.
¿Y ya en ese momento sabías que querías dedicarte a la investigación?
No realmente. Al principio, me veía principalmente como predicador y profesor. Pero con el paso de los años, al enseñar filosofía y humanidades, surgieron cuestiones más amplias. Luego cursé una licenciatura y un máster en teología, siempre en Colombia, mientras enseñaba y predicaba en diferentes conventos.
¿Y fue en ese contexto cuando empezaste a interesarte por la desobediencia civil?
Exactamente. Vivir y enseñar en un país marcado por tensiones políticas, conflictos sociales y desconfianza hacia las instituciones... eso te hace reflexionar. Vi lo urgente que era abrir espacios donde los jóvenes pudieran pensar por sí mismos, debatir, buscar la justicia y el bien común como ciudadanos. Como dice John Rawls en relación con el tema de mi investigación:
« La desobediencia civil puede definirse como un acto público, no violento, decidido en conciencia, pero político, contrario a la ley y realizado con mayor frecuencia para provocar un cambio en la ley o en la política del gobierno. Al actuar así, se apela al sentido de la justicia de la mayoría de la comunidad y se declara que, según una opinión maduramente reflexionada, los principios de cooperación social entre seres libres e iguales no se respetan actualmente. »[1]
Lo qué te llevó a tu tesis actual, codirigida entre París y Montreal…
Oui. Mon directeur principal est le frère Ceslas Bernard Bourdin, à l’ICP, qui me suit depuis mon master en philosophie. Et à l’UQAM, le professeur Joël Madore m’accompagne sur la partie philosophico-politique. Ma thèse porte sur « la désobéissance civile comme médiation au-delà de la loi et du régime politique ».
A menudo utilizas la palabra «mediación»...
Sí, porque para mí la desobediencia civil no es una ruptura brutal. Es una forma de crear un espacio, un diálogo entre la conciencia individual, la ley y el bien común. No se trata de rechazarlo todo, sino de discernir cuándo una ley ya no sirve para construir y proteger la dignidad humana.
¿Y ahí es donde entra Thoreau?
Exactamente. Descubrí a Thoreau bastante pronto en mis investigaciones. Me impactó su negativa a pagar impuestos para financiar una guerra que consideraba injusta. De ello extrajo un ensayo breve pero poderoso sobre la resistencia no violenta. Para él, obedecer a la conciencia está por encima de obedecer al Estado o a las instituciones que no buscan el bienestar de los ciudadanos, sino sus propios intereses, destruyendo la vida, la paz, la libertad y la fraternidad entre los pueblos: «Me gusta imaginar un Estado que pueda permitirse ser justo con todos los hombres [y mujeres] y que trate al individuo con respeto, como a un vecino »[2]
¿Te dice algo, como dominicano?
¡Muchas cosas! Nuestros votos, especialmente el de obediencia, no contradicen esta reflexión. Obedecer a Cristo, a veces, es desobedecer a la injusticia, es rechazar la corrupción y todos los males causados por las leyes que nos deshumanizan y los regímenes políticos que no son fieles al Estado de derecho que han jurado proteger. Y en la Orden vivimos inmersos en la realidad: nuestras parroquias, nuestras escuelas, nuestras misiones, nuestras familias... Vemos las heridas del mundo. La pregunta es: ¿cómo responder a ellas como predicadores?
¿Tu predicación está influenciada por tus investigaciones?
Sí, totalmente. Cuando predico, pienso en esos jóvenes que se sienten aplastados por los sistemas políticos o sociales. A partir de la predicación puedo darles claves para pensar, actuar y resistir sin violencia. La desobediencia civil se convierte entonces en una invitación: a defender la dignidad, a buscar la justicia, a proteger la sociedad civil y el planeta, etc. Desde este punto de vista, el pensamiento de Thoreau sobre la desobediencia civil es útil para reflexionar sobre la paradójica época política actual. Pienso aquí en los Estados policiales que abusan del poder y en los ciudadanos que abandonan su conciencia política a los políticos, legisladores, ministros o funcionarios del Estado. Nos invita a abrir el debate y a reflexionar sobre la crisis en la que nos encontramos:
¿No puede existir un gobierno en el que no sean las mayorías las que decidan virtualmente lo que es justo e injusto, sino más bien la conciencia? Creo que primero debemos ser hombres [y mujeres], y después súbditos. El respeto a la ley viene después del respeto al derecho.[3]
¿Qué figuras actuales te inspiran en este ámbito?
Mohandas Gandhi, Martin Luther King, Rosa Parks, Noam Chomsky, por supuesto, la activista Greta Thunberg, aunque de otra manera. Y también pensadores como Bruno Latour o Baptiste Morizot en Francia, que vinculan la ecología, la filosofía y el compromiso ciudadano. El espectro de inspiración filosófico-política es bastante amplio.
¿Si tuvieras que dar un consejo concreto a nuestros lectores?
Yo diría: creemos espacios para el diálogo. En nuestras parroquias, nuestras escuelas, nuestras familias. Aprendamos a debatir sin violencia, a escuchar de verdad. Es en estos lugares de diálogo donde se construye una sociedad más justa y fraternal. Creando una reflexión histórico-crítica capaz de orientar a los ciudadanos que viven en democracia hacia la defensa urgente de sus derechos, de la sociedad civil, la protección del planeta, su fe, etc.
Gracias, hermano Walter. Una última pregunta: ¿qué esperas que aporte tu investigación?
Espero que ayude a reconciliar dos dimensiones que a menudo se contraponen: el compromiso ciudadano y la fe. Para mí, ambas se alimentan mutuamente. Esto significa que la desobediencia civil es un acto individual orientado hacia un movimiento colectivo por el bien común de los ciudadanos. Predicar es abrir caminos de libertad donde la fe nos hace testigos de la ley de Dios, que es, en sentido estricto, la ley de amar a la humanidad con su contingencia: «La caridad es, pues, la Ley en su plenitud» (Romanos 13, 8). El apóstol Pablo nos recuerda uno de los criterios fundamentales para pensar en el ciudadano creyente o no creyente, es decir, el amor fraternal que engendra la vida y la felicidad, y que hace posible la convivencia.
Gracias por este bonito testimonio.
Gracias. Y sigamos buscando juntos.
---------------------------
[1] RAWLS John, Théorie de la justice, traduit de l’anglais par AUDARD Catherine, Paris, Éditions du seuil 1987, p. 405.
[2] THOREAU Henry David, La Désobéissance civile, Paris, Éditions Milles et une nuits, 2000, p. 48.
[3] Ibid., p. 13.
Te pueden interesar otros contenidos sobre Curia Provincial clic aquí: