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María, Madre de la fe (1/9)

|  junio 30 de 2020  |  POR: Fray Andrés VIAÑA FERNÁNDEZ, O.P. de la Casa Nuestra Señora de la Tablita, Campo Dos, Norte de Santander. | 

En este primer día de la novena, María nos invita a mirar la realidad con ojos nuevos, descubrir la presencia de Dios en nuestra cotidianidad y cantar con gozo y proclamar con Ella las grandezas del Señor. También, anima nuestra esperanza y compromiso para transformar el mundo y construirlo según la voluntad de Dios: un lugar de fraternidad, donde todos tenemos un puesto en la mesa, preparado con misericordia.  

María es modelo de fe porque acoge la palabra del Ángel, cree en el anuncio, según el cual, Ella es la madre de Jesús y, en su obediencia, afirma su entrega y su servicio. En la visita a Isabel entona un canto de alabanza al Señor por las maravillas que hace en quienes se encomiendan a Él y con gozo da a luz a su único Hijo, manteniendo intacta su virginidad.

Confiada en su esposo José, lleva a Jesús a Egipto para salvarlo de la persecución de Herodes y con la misma fe sigue al Señor en su predicación y permanece con Él hasta el Calvario. Con fe, María contempla los frutos de la resurrección, guarda todas las enseñanzas en su corazón, trasmite su experiencia a la Iglesia naciente, reunida con Ella en pentecostés, para recibir el Espíritu Santo. Y hoy desde su Santuario nos sigue impulsando a obedecer y afianzar nuestra fe hacia su Hijo, a quien tiene en sus brazos.

La Santísima Virgen experimenta la fe desde una existencia plenamente humana, la de una mujer común y corriente; es el modelo fiel y auténtico para quienes seguimos a Jesús; nos enseña a confiar y estar dispuestos a la promesa de Dios y, en este tiempo de pandemia, es guía para transformar y transformarnos, reconocer que lo importante no es entender inmediatamente sino dejarnos guiar por el Señor, acogiendo su plan de justicia, el cual viene a dar respuesta a mis preguntas, a curar heridas y a desatar grilletes.

Dios, Padre nuestro, que has llamado a María, madre de la fe, te pedimos nos concedas que, siendo, como ella, fieles en el cumplimiento de tu voluntad, lleguemos a imitar sus virtudes para tener una fe auténtica que nos haga capaces de transformarnos, de cambiarnos, de hacernos mejores seguidores de Jesús, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.


Reflexiones del Tiempo Ordinario 2020