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Jubileo de Santo Tomás de Aquino - Medellín

Monseñor Ricardo Tobón nos preside

|  julio 26 de 2023  | Por: Fr. José Bernardo Vallejo Molina O.P. (Cronista) | 

El 18 de julio de 1323, el Papa Juan XXII canonizaba a santo Tomás de Aquino en la catedral de Aviñón (Francia). El día martes 18 de julio de 2023, en ceremonia solemne, el Excelentísimo Monseñor Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín, dio apretura del Tiempo Jubilar en su honor en la Parroquia que lleva su nombre en Medellín – Antioquia.  Así empezamos a celebrar desde este día el triple jubileo: VII centenario de su canonización, 750 años de su muerte en la abadía de Fossanova el 7 de marzo cuando iba camino al Concilio de Lyon (1274 - 2024) y 800 años de su nacimiento (1225 - 2025) en el Castillo de Roccaseca (Italia). La Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede ha concedido indulgencia plenaria a los fieles que veneren sus reliquias con motivo de esta triple celebración.

Con un templo en ocupación plena, con más de seiscientos fieles presentes, frailes dominicos del Convento Enrique Lacordaire y estudiantes Dominicos, con su Maestro, hospedados en nuestro convento en esta semana con motivo de sus vacaciones comunitarias, sacerdotes Misioneros Javerianos de Yarumal y padres Vicentinos, sacerdotes de la arquidiócesis de Medellín del Arciprestazgo de San Mateo, religiosas de distintas congregaciones, un grupo de estudiantes del Colegio Sapiencia de Lazos de Amor Mariano. Siendo las 7:00 A.M se dio inicio a la solemne ceremonia en el atrio del templo con el rito de apertura de la Puerta Santa con estas palabras de Monición:

“Hermanas y hermanos: La Iglesia peregrina en la historia hacia la eternidad. Entremos, con esta esperanza en el triple jubileo de Santo Tomás de Aquino dado por el Papa Francisco, traspasando esta puerta que es Cristo, rostro misericordioso del Padre, para dejarnos reconciliar con Dios y ser sus discípulos. Somos convocados para renovar la fe, la esperanza y el amor, implorando al único mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo. Por intercesión de la Virgen María, don supremo de la misericordia, nos introducimos hoy en un tiempo de perdón y de misericordia. Hoy vamos a abrir esta Puerta Santa para recibir la misericordia de Dios y ser así una Iglesia samaritana, medicina de misericordia, antorcha de la Verdad y promotora de la Caridad; impulsada a comunicar un mensaje de esperanza al mundo de hoy”.

A continuación Monseñor Ricardo Tobón Restrepo, asperje con el agua bendita la que será la Puerta Santa en este Jubileo, con la antífona del Salmo 23: ¡Portones, alzad los dinteles, levántese puertas eternas: va a entrar el Rey de la gloria! Empuja y abre las dos alas de la Puerta Santa dondo así apertura al año Jubilar en nuestra parroquia.

Presididos por la cruz, los acólitos y concelebrantes entran solemnemente en procesión acompañados por el coro de los Caballeros de la Virgen, encargados de los cantos de la celebración.

Después de incensar el altar y la imagen de Santo Tomás de Aquino se hace la oración colecta:

OH, Dios, que hiciste a santo Tomás
un varón preclaro por su anhelo de santidad
y por su dedicación a las ciencias sagradas;
concédenos entender lo que el enseñó
e imitar el ejemplo que nos dejó en su vida.

Proclamado el Gloria se anunciaron las lecturas de la Fiesta del Santo patrono: Libro de la Sabiduría (7,7-10. 15-16) y el Evangelio de San Mateo 5, 13 - 16.

Antes de la Homilía, el Señor Arzobispo saludó a Fray Jhon Wilder Alarcón Hincapié, párroco de esta comunidad de Santo Tomás de Aquino, a Fray Alexander Prior de la comunidad dominicana, a los frailes dominicos del convento y frailes del estudiantado, al padre Carlos Arturo Vicario de esta Zona Pastoral y al padre Francisco Arcipreste, especial saludo dirigió también a los demás sacerdotes presentes, a las religiosas, a la Familia Dominicana, al Consejo Parroquial y grupos apostólicos de esta parroquia, y un saludo entrañable a ustedes queridos fieles de esta comunidad, agregó nuestro pastor.

La reflexión de Monseñor Ricardo en la homilía estuvo orientada sobre el evangelio fundamentalmente y desde él presentó la semblanza de nuestro Patrono Santo Tomás de Aquino y lo que significa estar celebrando su jubileo. Estas fueron sus palabras:

“Qué alegría y gracia del Señor poderme encontrar con Ustedes en esta mañana, ecuchando con ustedes la Palabra del Señor y recibiendo con Ustedes la gracia que Él tiene para nosotros.

El texto evangélico que acabamos de escuchar está dentro del Sermón de la montaña. Después de proclamar Jesús las Bienaventuranzas, traza la identidad y la misión de sus discípulos. Y para hacerlo aprovecha dos comparaciones, sencillas pero cargadas de significado. Y es así como dice de un modo directo: Ustedes son la luz del mundo, Ustedes son la sal de la tierra.

Para entender lo que Jesús está diciendo, tenemos que comenzar por ver lo que es y hace la luz. La luz rescata las cosas como de la nada, cuando las presenta a nuestra vista. La luz abre los caminos, para que nosotros podamos llegar donde queremos. La luz nos da seguridad. Ha habido un deslizamiento de tierra en el sur del departamento de Cundinamarca, y ante este desastre, la dificultad más enorme que han tenido, es la oscuridad, para el rescate de los cadáveres y la atención a los heridos.  La luz es fundamental en nuestra vida, por algo Dios comienza la Creación haciendo la luz.

Y luego la sal. Vemos lo que es y lo que hace: le da sabor a las comidas. Todos tenemos experiencia de lo que es una comida, antes y después de aplicarle la sal. La sal igualmente preserva los alimentos de la corrupción.  Así, con estas dos imágenes, Jesús nos define a nosotros, y nos envía a hacer algo grande en el mundo.

Según lo que ha explicado en el Sermón de la Montaña, nosotros no somos luz y sal sino ponemos nuestra confianza en Dios que es Padre. Si somos libres frente a los bienes de la tierra, si sabemos compartir lo que tenemos, con todos y especialmente con los más necesitados; solo así, nuestra justicia, la de los discípulos de Jesús, es mayor que la de los judíos. Y ya ellos desde el Antiguo Testamento habían escuchado el llamamiento: parte el pan con el hambriento, abre tu casa al que está sin techo, ayuda al que está necesitado y entonces en ti romperá la luz como una aurora.

Qué dignidad y qué responsabilidad: Ser la luz del mundo, la sal de la tierra. Nosotros queridos hermanos y hermanas, según el designio del Señor, somos responsables del mundo. Allí nosotros tenemos que poner ante la incertidumbre que se vive, ante la confución en que tantas veces se realiza la vida, ante el mal que de mil formas se presenta, tenemos que ser luz y sal; para iluminar, para quitar las tinieblas, para colocarle sabor a lo que es incípido y así combatir el egoismo, la mentira, la codicia, la violencia, el desamor.

Sin embargo, estamos en un gran peligro, en un gran riesgo. Que la sal se vuelva sosa, que la luz quede escondida debajo de un cajón. Entonces Jesús que siempre es claro y directo nos dice:  Si esto pasa, ustedes no sirven para nada, solo para que los pisotee la gente.

Queridos hermanos y hermanas: Cuando a veces pasamos desapersividos, y cuando a veces nos critican, ¿no será que hemos perdido el sabor, que nos hemos apagado y que por tanto no estamos realizando la identidad y la misión que nos confió Cristo?

Hay un tema que me impresiona y un camino para seguir en nuestra vida. En este contexto contemplamos hoy a Santo Tomás de Aquino que fue lámpara luminosa y ardiente en la casa del Señor. Desde niño tuvo la oportunidad de una sólida formación cristiana y humanistica. Luego pudo conocer la filosofía griega, especialmente la filosofía de Aristóteles, y así en un momento coyuntural de la historia, él logró hacer una síntesis teológica que todavía hoy nos admira y nos sirve para la presentación de nuestra fe.

Tomás de Aquino se presentó entonces como maestro, como escritor, como lo llamamos hoy, Doctor de la Iglesia. Pero no se agota ahí la riqueza de su vida. Lo más importante es que él mismo quiso vivir a fondo el Evangelio y encontró en el carisma y en la obra de Santo Domingo de Guzmán el hogar para poder realizar su ser de cristiano y para asumir su misión en la Iglesia. Por eso se esforzó día tras día en ser luz y en ser sal sirviendo especialmente en todo aquello que se le pidió y en toda aquella misión que se le encomendó.

Particulamente llama la atención, cómo recibió el carisma de la sabiduría que ha cantado la primera lectura, que es luz.  Y entonces desde esa luz y desde esa forma de vivir, él pudo entrar en esta tierra en una relación filial y amorosa con Dios: Vivir la contemplación de lo definitivo y de lo eterno. De esta manera, aunque sus escritos son sabios, nos ha enseñado más con su virtud y con su vida.

Qué gracia la del Señor podernos reunir hoy para celebrar los 750 años de su muerte y los 700 años de su canonización y comenzar así un año jubilar. Es decir, un año de gracia, que concede la Iglesia a la Familia Dominicana.

Un año jubilar significa tener la oportunidad de la remisión de los pecados, de la reconciliación con Dios y los hermanos.

Un año jubillar significa un llamamiento a vivir a plenitud el Evangelio, no como una teoría que escuchamos o como una doctrina que enseñamos, sino como la vida, la vida de hijos de Dios que debemos vivir.

Un año jubilar nos lleva a la comunión eclesial. Ninguno puede solo seguir a Cristo, ninguno puede con un proyecto particular sumarse a la obra evangelizadora del Señor.

Un año jubilar nos lleva a comprometernos en la evangelización, en la transformación del mundo, en la construcción de una humanidad nueva. No podemos ser insensibles al dolor, a la ignorancia, a la posibilidad de perdición de tantas personas.

Nosotros que tenemos la luz: ¿qué hacemos con la luz? Nosotros que podemos dar sabor y setir alegría en el mundo: ¿qué estamos haciendo con la sal del evangelio? Queridos hermanos y hermanas cuántas sugerencias y cuántos llamamientos de Dios en este día. Que seamos capaces de entender y de responder.  Que Santo Tomás de Aquino interceda por nosotros. Amén.

Terminada la homilía profesamos nuestra fe con el Credo y luego las preces de la fiesta de nuestro patrono. Procesión de ofrendas y la segunda parte de la Eucaristía.

Antes de la bendición solemne, nuestro Prior Conventual Fray Alexander Sánchez Barreto hizo lectura de la carta del Maestro de la Orden, Fray Gerard Francisco Timoner III, en la cual informa que la Santa Sede concedió indulgencia plenaria a los que participen en las celebraciones de la Familia Dominica en sus iglesias y escuelas, y realicen peregrinaciones a las iglesias, santuarios y oratorios bajo el patrocinio de Santo Tomás de Aquino.

Terminada la Celebración Eucarística Monseñor Ricardo bajó del presbiterio y saludó a los sacerdotes, religiosos y fieles con espíritu de pastor, sin afanes y siempre dispuesto a una que otra foto para el recuerdo de este tiempo jubilar en la Orden de Predicadores.

Nuestro templo Parroquial ha quedado dispuesto para recibir a los fieles que peregrinen a él para ganar la Indulgencia Plenaria de este jubileo. Además de la reliquia de tercer grado de nuestro patrono y el cirio del jubileo decorado con la imagen de Santo Tomás de Aquino expuestos en el presbiterio; en las columnas de la nave del Santísimo se han dispuesto los siguientes pendones con diversas temáticas sobre Santo Tomás de Aquino: Biografía del Santo; datos sobre la Suma Teológica; las cinco vías para justificar la existencia de Dios y Oración para después de comulgar. Otro pendón explica lo que significa en la Iglesia la Indulgencia Plenaria y como obtenerla.

Que la celebración del jubileo de la vida de Santo Tomás nos impulse a servir a Dios y a la Iglesia con gran entrega y profunda humildad.


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