El convento Patriarcal de Santo Domingo de Bolonia, es un lugar que se ha caracterizado desde su fundación como una casa de hospedaje, es así que, durante la Semana Mayor, se ha compartido como comunidad conventual con frailes de diferentes lugares como Argentina, Filipinas y Croacia; este ambiente de una Orden universal fue propicio para vivir los diferentes momentos litúrgicos y espirituales que se declinan en el compartir fraterno. Entre el silencio, el recogimiento, la oración y la atención pastoral a los peregrinos, los días santos tuvieron eco en la espiritualidad de cada fraile.
El cuidado por una liturgia solemne que en la tradición de nuestra Orden es abierta a todos, manifiesta la elegancia y apertura a nuestras expresiones de fe, esto se vivió en el Triduo Pascual, en el cual los diferentes signos preparados por el estudiantado ayudaron a comprender la grandeza del Misterio. Vislumbrar las diferentes maneras de pensar y comprender la Iglesia y la Orden ha sido una experiencia enriquecedora en términos vocacionales, ya que confrontar los modos de pensar propios ayuda a entender que la verdad que buscamos como Dominicos es un poliedro que abre sus caras en el dialogo. De este modo, la esperanza y la fuerza de aquel que venció la muerte se ha mostrado en el rostro de la hermandad. Es significativo que solo después de la resurrección, Jesús llame a sus discípulos como hermanos: “Ve a mis hermanos” (Mt 28, 10), le dice a María Magdalena, solo es después de la pascua que este término comienza a usarse con frecuencia, hermanos en la sangre de Cristo. Así pues, la semana Santa que tiene su culmen en la gran noche de la vigilia pascual, nos ha invitado a ser verdaderos hermanos; hermanos por la sangre derramada en la cruz, hermanos no sólo en cuanto creaturas, sino en cuanto redimidos.
Feliz Pascua a Todos.