El itinerario da inicios del siglo XIX cuando sacerdotes venidos de Burgos- España llegan a Sucre, especialmente a la Unión, municipio que vio llegar la imagen de Santo Domingo de Guzmán un cuatro de agosto para su veneración y celebración festiva de los pueblos sabaneros de Colombia. Es una conmemoración que se enmarca en medio de cabalgatas, fandango, corralejas y no solo para los habitantes de la Unión, sino para los pueblos cercanos como Sincé, Caimito, el municipio de Sahagún y otros más.
Se inician las festividades con la novena en honor al santo, con gran devoción y esmero en los arreglos florales y la colaboración de las familias, encargados de animar la novena y la invitación fraterna a cargo del padre salvaroriano, José Jaime de la Ossa Burgos a sacerdotes de las parroquias cercanas.
Ya en las vísperas, las cabalgatas por el pueblo son las encargadas de dar apertura a los festejos y el arreglo floral ofrecido para la fiesta del 4 de agosto. La celebración de la alborada amenizada por bandas venidas de pueblos cercanos como la banda 14 de septiembre o la de Caimito… con sus porros, paseos, fandangos y sonidos particulares de esta región. La Eucaristía fue precedida por monseñor Tulio Duarte, obispo emérito de Pereira, quién resaltó la figura de Domingo como orador y predicador de un mundo contemporáneo que une familias con su voz.
Fr. Anderson Aguirre fue el encargado de representar a la comunidad de los padres dominicos en este pedacito de Colombia, durante su intervención, fr. Anderson manifestó que: “su ecuanimidad era inalterable, a no ser cuando se turbaba por la compasión o la misericordia hacia el prójimo. Y, como el corazón alegre alegra el semblante, la hilaridad y benignidad del suyo transparentaban la placidez y equilibrio del hombre interior”.
Esta experiencia e itinerario deja en claro el amor tan preclaro que esta región le tiene a Santo Domingo y el orgullo de ser hijo de la Orden que Él fundó para llevar la palabra de Dios a los rincones de nuestra región.
