La fraternidad de laicos de Santo Domingo de Guzmán realiza su retiro anual en Roca Seca
Solo llegar a la finca Roca Seca en el municipio de Los Santos-Santander, era ya una opción por la distancia. Para la fraternidad el “retiro” también es necesario dentro de la vida laical para cambiar la perspectiva con la que observamos nuestra vocación.
Los colores verdes del lugar, el clima frio, el olor de la naturaleza y la apertura con la cual cada uno de los participantes llegaba, nos permitió vislumbrar que queríamos “tomarnos en serio el encuentro”; eslogan propuesto para el retiro. Es así como en la Fraternidad nos dimos cita para vivir nuestro retiro anual, con la animación de Fray Alexander Sánchez Barreto, O.P. y el apoyo del Convento Cristo Rey de Bucaramanga.
De la mano del informe del encuentro de Presidentes de Fraternidades Laicales (2019), del mensaje inmerso en el proemio de las actas del Capítulo Provincial celebrado en Chiquinquira, Boyacá (2018) y de la Carta del Papa Francisco al Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina (2016) sobre los laicos, fuimos elaborando reflexiones sobre la vida laical y el compromiso que tenemos como bautizados con nuestra vida, con la Iglesia y con Dios. Poco a poco nos fuimos tomando en serio.
Pudimos recordar la condición humana en la que está inmersa toda nuestra Iglesia y cómo las fragilidades propias de esta condición se manifiestan en lo que hemos hecho en el último año de nuestras vidas. Fue evidente la invitación que nos hace el capítulo provincial a renovarnos desde un cambio de actitud, de la mano de la esperanza propia de quienes creen en un Dios que siempre camina con su gente. Fue interesante darnos cuenta que hemos sido una comunidad profética que valora sus más de 20 años de historia y con valentía ha decidido cómo vivir, con quienes estar y hacia dónde girar su existencia.
Al finalizar la jornada nos despedimos con la misma alegría con la que llegamos, sabemos que así la hayamos pasado bien, el “retiro” no es nuestro espacio natural y que afuera, en nuestros contextos, es urgente que luchemos por mantener la esperanza en medio de las contradicciones que vivimos. Salimos a tomarnos la vocación más en serio.
Sin duda esta experiencia animó nuestras vidas y fortalece la existencia de los laicos en la provincia San Luis Bertrán de Colombia.