La vida fraterna implica una constante edificación en Cristo, porque es a través de los hermanos que podemos contemplar el rostro humilde de Dios y llevar a la práctica lo que llamamos Caridad. Ya San Pablo escribía a la comunidad de Corinto: “Nosotros somos colaboradores al servicio de Dios; y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios” (cfr. 1 Cor 3, 9). Labor que no es ajena a quienes dirigen las diferentes ramas de la Familia Dominicana.
Un presidente o coordinador de una fraternidad laical, en particular, tiene como labor primordial: hacer nacer a Dios en el corazón de los demás integrantes de la comunidad. Su voz es la voz del Padre que susurra esperanza y alegría en el oído del que lo escucha. Su testimonio es la mano del Hijo que sana y venda las heridas del que ha caído. Su actuar es una continua comunión con el carisma dominicano. Aun así, sabemos que esta labor no es sencilla, y por eso, junto con el Consejo Provincial de Laicos, se convocó el Primer Encuentro de Presidentes de las Fraternidades Laicales Dominicanas de Colombia, de modo virtual el pasado viernes 19 de abril.
Fue el momento idóneo para compartir contactos, para hablar sobre las preocupaciones que existen en cada una de ellas, para conocernos, pero principalmente, para trazar metas que nos ayuden a mantener unidos los lazos de fraternidad, redescubrir la misión que tenemos en la Orden y fortalecer la identidad.