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Misión de Navidad 2023 de la Familia Dominicana

|  Enero 11 de 2024  | Por: Fray Miguel Canedo Castro, O.P. • Promotor de Familia Dominicana de Colombia | 

Celebrar la Navidad como Familia Dominicana en la Parroquia Jesús, Buen Samaritano de Soacha, Localidad de Cazucá, se convirtió en la ocasión propicia para traer al presente lo narrado en los Hechos de los Apóstoles: “compartir el pan, celebrar la Eucaristía, acompañar a los necesitados, vivir unidos y aprender unos de otros” (cf. 2, 42-47). Así mismo, fue el incentivo para cumplir los desafíos del mes dominicano por la paz: hablar sobre la defensa de los derechos humanos y de nuestra Casa Común en medio de un mundo viciado por el egoísmo y la maldad.

Es por eso que la propuesta de conocer juntos las realidades de cada barrio y de cada hogar sería útil para nuestra vida espiritual y humana. No solo se trataba de llevar un regalo, sino de compartir con las familias un agradable momento que los animara a volver la mirada al pesebre y devolviera la esperanza de compartir con los seres queridos esta fecha especial.

Desde el primer día los misioneros propusieron un plan de trabajo, a saber: 1) Visitar cada día un sector completo de la localidad. 2) Dividirse en parejas para abarcar el mayor número de casas donde llevaríamos el mensaje. 3) Conocer las realidades humanas, espirituales, familiares y sociales de cada hogar. 4) Compartir la Palabra de Dios mediante la oración, el diálogo ameno con los involucrados y el desarrollo de una actividad sencilla y profunda. 5) Dejar una invitación para participar de las celebraciones litúrgicas que se llevarían a cabo en cada capilla del sector. 6) En los hogares más necesitados entregar un mercado y, 7) Comunicar a los sacerdotes que acompañaban la misión dónde ungir y confesar a los enfermos.

Las distracciones, los inconvenientes, las incomodidades y las dificultades propias de la misión no opacaron las obras de evangelización que se desarrollaron durante las novenas de navidad. Al final, los resultados fueron satisfactorios. Muchas familias quedaron agradecidas porque la presencia de cada uno de los misioneros fue, para algunos, un consuelo en la tribulación, y para otros, el motivo que los iluminó para volver a retomar la oración. La celebración de la Navidad fue el aviso de inicio de una carrera para sembrar alegría, perdón y amor.

Agradezco a las personas de la Familia Dominicana que nos acompañaron durante estos días de misión como también a los frailes de la Casa Fray Antonio de Montesinos por la acogida. A los diferentes grupos parroquiales que se adhirieron a esta labor y a todos los colaboradores que, de una uy otra forma, aportaron para que la alegría brotara del corazón de todos los participantes.


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