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Fiesta de Santo Domingo Convento Enrique Lacordaire de Medellín

En Familia Releemos Nuestra Historia

Antes de su muerte Santo Domingo nos prometió sernos más útil desde el cielo, y la Orden durante estos 800 años ha sentido verdaderamente su protección y ayuda. Por eso nos reunimos cada año como familia, para releer nuestra historia, contárnosla y celebrar la fiesta de nuestro padre y fundador; y así tomar fuerza e inspiración para ser fieles a la misión que la Iglesia nos ha confiado como Orden y familia de predicadores.

Por ello el martes 7 de agosto de 2018, día festivo para Colombia en el que celebramos la Batalla de Boyacá, nos hemos reunido como familia presente en el departamento de Antioquia, especialmente las distintas comunidades o congregaciones dominicanas que residen en Medellín y el oriente antioqueño, y con ellas los grupos apostólicos de la parroquia Santo Tomás de Aquino, el Movimiento Juvenil Dominicano y algunos administrativos y docentes de la USTA en Medellín. Nos acompañaron en este día solemne las congregaciones femeninas que tienen presencia en la jurisdicción de nuestra parroquia: Hijas de San Camilo, hermanas Dolorosas, hermanas Pasionistas, Siervas del Santísimo y de la Caridad y algunas comunidades que profesan y hacen vivo el carisma de San Francisco de Asís, entre los que se cuentan los hermanos Menores Renovados que tiene su convento en el Retiro Antioquia.

La celebración inició a las 8:30 a.m. con la acogida de cada uno de los invitados, por el Prior Conventual fr. José Bernardo VALLEJO MOLINA, O.P. y los frailes del convento, contando con cerca de 300 asistentes. Hacia las 9:00 a.m. tuvimos el rezo de las Ludes solemnes en honor a nuestro padre Santo Domingo, las cuales concluimos con la presentación de cada una de las comunidades y grupos presentes.

Después de un refrigerio, a las 10:30 a.m. fr. Rodrigo GARCÍA JARA, O.P. compartió la conferencia titulada: Juntos por una Educación que dignifique La Vida Humana.

Fr. Rodrigo inició su intervención recordándonos el encuentro de Santo Domingo de Guzmán con un hospedero que tenía ideas albigenses, y que no conocía realmente el proyecto de dignificación humana que se encuentra en el evangelio y en la persona de Cristo Jesús. Frente a este hecho Santo Domingo después de una noche de dialogo afable y cimentado en la verdad que es Cristo el Señor, logra transformarle la vida al hospedero y el hospedero después de esta noche también le cambió la vida a Domingo. Después de este dialogo Domingo toma en firme la idea de fundar la Orden de Predicadores. Frente a esta historia las Actas del Capítulo General de Bogotá, año 2007, afirma:

“Tanto Domingo como su hospedero fueron transformados. El hospedero volvió a la plenitud de fe en Jesucristo. Domingo nunca volvió a Osma a recomenzar su vida como canónigo regular y subprior. Al contrario, transformado por ese encuentro, se unió a una misión de predicación en la que se le conoció como el hermano Domingo”.

Así como el hospedero, el mundo y muchos hombres, también tienen muchas ideas que los alejan de la Verdad, también le apuestan a falsos ídolos que esclavizan y desfiguran la verdadera realidad humana. Estas ideas han provocado: Aaumento de la desigualdad en la distribución de los ingresos y las riquezas, un cambio climático provocado por el consumo desmedido e inhumano, el aumento de la polarización social y una dependencia cibernética que ha cambiado la forma como nos relacionamos con nosotros mismos y con los otros. Es por esto que, siendo fieles a nuestro fundador, debemos también desgastarnos dialogando con nuestro mundo, defendiendo nuestra fe y la Verdad, planteando sin temores el proyecto de realización humana presente en el Evangelio, pero también dejándonos interpelar por todas las propuestas e interrogantes de nuestro mundo y contextos de predicación, para que, con la afabilidad y la paciencia evangélica seamos presencia que acompañe y transforme nuestro mundo. 

Entrando de lleno en el tema, nos invita a mirar La educación como uno de los campos más seguros para entrar en dialogo eficiente y eficaz con nuestro mundo, como afirmaba Mandela: “La Educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” y para que esto sea posible se necesita una educación que busque una verdadera integralidad del ser humano; una educación que le apueste a la verdadera dignificación del ser humano; una educación que dialogue con el mundo y coloque al hombre como centro, esto como alternativa a una educación actual que está formando ciudadanos incapaces de pensar de forma crítica, que le apuesta a un consumismo deshumanizado y utilitarista donde la dignidad y el valor de la persona humana han sido reducidos a la mera utilidad económica. Razón por la cual se debe evitar la mercantilización de la educación (Martha Nussbaum) y se tenga una educación que cree capacidades verdaderamente humanas y no solo posibilidades de lucro.

Nuestro hermano terminó si intervención instando a los presentes, de manera especial a quienes regentan instituciones educativas a propender para que educación que se imparta lance al ser humano a una permanente superación de realización y de dignificación; que haga posible la compasión, la reciprocidad, la generosidad. Que sea una educación para la vida, como afirma Ana Luisa MOLINA Vda de VALLEJO en su Libro “El Kinder Pablo VI. Recuerdos de una Maestra”: “Educar no es simplemente transmitir conocimiento. Es más bien enseñar una nueva forma de vida.” Eso aprendió el hospedero de Domingo y esta necesidad vio Domingo en los ojos y en el dialogo con el hospedero.

Después de un breve receso, se celebró la Eucaristía presidida por el prior fr. José Bernardo VALLEJO MOLINA, O.P. y concelebrada y animada con los cantos dominicanos por los frailes del Convento Enrique Lacordaire, la cual inició a las 12:00 m.

En la homilía el prior del Convento presentó algunos rasgos de la persona de nuestro fundador y cómo lo vemos sus hijos, se nos recordó que la misión de Domingo fue la de arder e iluminar. Es como “Lumen Ecclesiae - Luz de la Iglesia”, y no como “Lumen Ordinis - Luz de la Orden” que nosotros los dominicos/as saludamos a Domingo día tras día. Fue siendo "luz para la Iglesia" que se convirtió y es luz, antorcha, llama, fuego para nosotros su familia y para la Iglesia.

Santo Domingo ha pasado a la historia de la santidad en la Iglesia como un hombre de luz, es decir de belleza. Nos lo recuerda ya Dante Alighieri en la Divina Comedia, hablando de los dos compañeros de la santidad que, al inicio del Siglo XIII, han cambiado el rostro de la Iglesia y de su tiempo: “Uno fue todo seráfico en ardor (Francisco); y el otro (Domingo) por su sabiduría en la tierra fue de querúbica luz un esplendor” (Par. XI, 37-39).

Como Familia hemos pedido a Nuestro Padre Domingo, mantener encendido esta luz, para que no se apague nuestra oración, ni se extinga nuestra fidelidad; para que nuestro amor de hermanos y hermanas sea sincero; para que no se enfríe nuestro compromiso apostólico de Predicadores se renueve cada día.

Al terminar la Eucaristía todos fueron invitados al Convento para compartir el almuerzo, un compartir fraterno que nos hermana y nos hace vivir el sentido de familia,


FRANCISCANOS Y DOMINICOS
CELEBRANDO A NUESTROS PADRES FUNDADORES

En la iconografía propia de los dominicos y franciscanos hay un tema común: El abrazo de San Francisco y Santo Domingo de Guzmán, abrazo que nos lleva a recordar el momento del encuentro de estos dos hombres que cambiaron la Iglesia. Según la tradición, éstos santos varones contemporáneos del Siglo XIII se encontraban misionando y en el trayecto coincidieron en el camino, algunas versiones dicen que se encontraron en Roma y al verse se dieron un abrazo como signo de apoyo ante la misión que ambos tenían encomendada por Nuestro Señor: salvar almas; otras dicen que el encuentro se llevó a cabo en Perugia, ciudad vecina de Asís, en el Monasterio Dominicano de la Beata Colomba donde actualmente se encuentra una placa que recuerda dicho encuentro en este Lugar.

Leyenda o realidad, lo cierto es que este abrazo simboliza el hermanamiento de ambas órdenes en el afán misionero y apostólico, representado en nuestros santos patriarcas y fundadores. El origen del “abrazo” es para nosotros símbolo de unidad y hermandad. Por ello ambas Ordenes llamamos "Nuestro Padre" al fundador de la otra, y la imagen del fundador de la Orden hermana, tiene un lugar de honor en la propia iglesia conventual.

La tradición de la amistad de Francisco y Domingo es parte de la historia del arte de nuestras respectivas Ordenes. De allí data la tradición, que, en la fiesta de San Francisco, los dominicos se reúnen con ellos en sus conventos y celebran la Eucaristía, y de la misma manera, los hermanos franciscanos en la fiesta de Santo Domingo hacemos juntos una alegre celebración de buenos hermanos.

Retomando esta tradición, invitamos al Rector de la Universidad de San Buenaventura, fr. José Alirio URBINA RODRÍGUEZ, OFM a presidir y predicar en la Eucaristía del día 8 de agosto, solemnidad de Nuestro padre Domingo. Lo acompañaron la Fraternidad de San Benito de Medellín (5 hermanos), donde viven los frailes franciscanos que trabajan en la universidad y la Fraternidad de San Pablo en la Estrella (25 jóvenes postulantes) y su maestro. También estuvieron los Franciscanos Renovados (5 hermanos) que tienen su Convento en el Retiro (Ant.).

En la Homilía nuestro hermano franciscano hizo énfasis sobre “algunos elementos o rasgos de la vida y obra de Santo Domingo, que deben influir y repercutir en la obra de la Orden de Predicadores y de allí también poder beber de la misma fuente la Orden de Hermanos Menores”.

Entre muchos otros aspectos se refirió a nuestro Padre Domingo como un verdadero testigo de Dios, orante, contemplativo, estudioso en contacto diario con la Palabra de Dios; obediente y servidor de la Iglesia; amante de los pobres y solidario con ellos; predicador incansable y en todas partes, hasta entregar su vida en desgastarse para ganar almas para Dios; hombre con una ecuanimidad de espíritu que solo lograban perturbar los sentimientos de compasión y misericordia, sentimientos todos que eran acompañados por su alegría y  su espíritu de caridad.

Emocionante para nosotros los dominicos, fue ver y escuchar cómo los postulantes franciscanos, al final de la Eucaristía, empezaron a entonar un canto en honor de Santo Domingo en el cual lo llamaban “Padre Domingo”, lo cual hace ver cómo verdaderamente para ellos es su padre. Una gran lección y enseñanza para nosotros los frailes Predicadores, llamados también a hacer otro tanto: Educar a nuestros formandos en el espíritu paterno de San Francisco.

Después de la Eucaristía, a la que asistieron también las comunidades masculinas de la parroquia: Misioneros de Yarumal y los padres Vicentinos, al igual que directivos de la USTA Medellín, tuvimos el compartir fraterno en el almuerzo. Éramos cerca de sesenta personas.

Al dar inicio al almuerzo se hizo presente el Exprocurador de la Nación, doctor Alejandro ORDOÑEZ, quien fue invitado por la USTA de Medellín a la Lectio Inauguralis y promoción de la Maestría en Derechos Humanos y Cultura de Paz.

Buscando fortalecer los lazos de fraternidad entre nuestras dos órdenes mendicantes, el pasado 4 de octubre celebraremos la solemnidad de nuestro padre San Francisco en el Convento de la Visitación de los Hermanos Renovados del Retiro Antioquia, con la asistencia del vicario de religiosos de la diócesis de Sonsón-Rionegro, quien presidió la Eucaristía concelebrada por varios sacerdotes y religiosos y una nutrida participación de fieles.

Estos Hermanos Menores Renovados testimonian el Evangelio ante todo con su vida sencilla en minoridad, pobreza y fraternidad; viviendo de manera radical el carisma de la pobreza, es decir, no poseen ningún tipo de bienes a nombre propio ni de la comunidad y practican la mendicancia como opción de vida al estilo original de San Francisco. 

La vivencia e la pobreza radical los ha llevado a que no cuentan con ningún empleado, por lo tanto, ellos mismos asumen las tareas de aseo del Convento, el cuidado de la huerta, la preparación de los alimentos y lavado de ropa. En este espíritu de radicalidad evangélica de la madre pobreza prepararon ellos mismos el almuerzo, el cual nos fuimos auto sirviendo cada uno de los religiosos y sacerdotes invitados. Todo un manjar de ángeles, servido en el palacio de la simplicidad de vida.

Que Francisco y Domingo, varones evangélicos, quienes sin duda alguna impregnaban con su vida de pobreza y su predicación el buen olor de Cristo que era percibido por sus contemporáneos nos inspiren para que podamos hacer vida en nosotros las palabras de San Pablo: "¡Gracias sean dadas a Dios, que nos lleva siempre en su triunfo, en Cristo, y por nuestro medio difunde en todas partes el olor de su conocimiento! Pues nosotros somos para Dios el buen olor de Cristo…" (2 Cor 2,14-15ª). Que ellos nos ayuden a mostrar en nuestra vida la frescura evangélica y la radicalidad del compromiso, ajenos a toda arrogancia afectada o autocomplaciente.

fr. José Bernardo VALLEJO MOLINA O.P.
Prior Conventual


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