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Monseñor Luis José Rueda Aparicio, visita la Curia Provincial y a la comunidad de frailes del Convento San Alberto Magno.

“También hoy el Señor nos pide buscar a los alejados, acercarnos a los que se han ido, ayudar a los que se han equivocado, perdonar a los que nos han hecho daño. Creer en el otro, así como Dios ha creído y cree en cada uno de nosotros”

Luis José Rueda Aparicio.

|  JULIO 02 DE 2020 • Fray Jorge Ferdinando Rodriguez Ruiz, OP |

En el contexto de la visita pastoral a la Vicaría de Cristo Sacerdote, Monseñor Luis José Rueda Aparicio visitó la Curia Provincial el pasado 26 de junio y compartió con la comunidad del Convento de San Alberto la celebración Eucarística y el desayuno conventual. Lo acompañaron Monseñor Daniel Arturo Delgado, Vicario de la Zona Pastoral; y los Obispos auxiliares de la Arquidiócesis, Monseñor Luis Manuel Alí Herrera y Monseñor Pedro Manuel Salamanca. A su vez, fray Néstor Rojas, Párroco de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.

Destacamos los aspectos centrales de la homilía compartidos por Monseñor Luis José a los frailes de la Orden de Predicadores:

Monseñor comentó distintos momentos de su vida personal y cómo en su experiencia vocacional ha estado presente la Orden de Predicadores a través de Monseñor Leonardo Gómez Serna, de manos de quien recibió la ordenación sacerdotal y quien fue su Obispo durante muchos años. Esta experiencia lo aproximó permanentemente a la historia y espiritualidad de los frailes dominicos, aspecto que mantiene presente en su vivencia como sacerdote y actualmente como Obispo.

De otra parte, a partir de los textos bíblicos nos habla de la “nostalgia del encuentro comunitario”, “nostalgia de la eucaristía”, “nostalgia del encuentro” que se siente en este momento de la humanidad, fruto de la vivencia de la cuarentena. Y en ese horizonte de nostalgia nos invita a ser “profetas”, “nuevos profetas”, “auténticos profetas” que puedan cantar y mantener la esperanza en medio del sufrimiento de las personas. Monseñor nos recordó que el Papa Francisco nos invita a comprender que estamos en la misma barca, pero que debemos salir de otro modo y de otras maneras, pero siendo signos de esperanza al interior de la Iglesia y al exterior de la sociedad.

También nos invitó a “reconstruir” y “reubicar” diversos aspectos al interior de la experiencia de Iglesia. Se nos manifiesta que estamos llamados a la reconstrucción del pueblo de Dios, desde una nueva visión ecológica y espiritual. Debemos como religiosos recoger el dolor de la humanidad para ser signos de “cantar un cántico del Señor”, aún en tierra extranjera que es esta realidad que vivimos como Pueblo de Dios con este momento de incertidumbre.

Finalmente, nos exhorta al encuentro con la humanidad sufriente. Desde la figura de un Jesús que toca al leproso (sin medidas de Bioseguridad) nos habla del nuevo papel de la Iglesia en la experiencia de los sufrimientos de las personas que padecen los efectos de la pandemia, directa e indirectamente. Somos invitados a salir a las “nuevas periferias” de las personas y de su historia común. Con la invitación a ponernos en manos de María en la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá los Obispos piden la oración de los frailes por ellos y por los sacerdotes de la Arquidiócesis de Bogotá.

Posteriormente, compartimos el desayuno conventual en un clima de alegría y fraternidad. Monseñor Luis José reafirmó su cariño por los frailes dominicos y nos invitó a estar cercanos a los proyectos que tiene la Arquidiócesis, especialmente en el campo de la educación y de la formación de sacerdotes y laicos.


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