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Primavera de la familia dominicana
en Medellín - Antioquia

| agosto 22 •  FR. JOSÉ BERNARDO VALLEJO MOLINA O.P • Prior Conventual |

Después de nueve días de estar peregrinando a las diferentes casas de las ocho comunidades de Dominicas presentes en Medellín, celebrando la novena y preparándonos de manera especial para esta gran Solemnidad de nuestro padre y fundador Santo Domingo de Guzmán, llegamos al día señalado por la liturgia como cuando los discípulos subieron al Monte Tabor y vieron transfigurado a su Maestro. Así también toda la familia Dominicana de Medellín, frailes, hermanas y laicos  fuimos llegando al templo de la Parroquia Santo Tomás de Aquino impregnados del dulce olor de Domingo al haber interiorizado cada una de sus facetas o rasgos de su vida y misión en cada uno de los días de encuentro con el  varón Evangélico.

Llegamos como Familia Dominicana, ya que los rostros nos eran familiares y fácilmente nos reconocíamos  por la oportunidad de integración y unidad de carismas, fruto de los días de encuentro y reencuentro propiciado por el llamado que Santo Domingo nos hiciera, el cual fue acogido por todos. Días que fueron el signo palpable del gozo de una comunidad reunida para la fiesta. Dios se hace presente en la fraternidad: “Ved: qué dulzura, que delicia, convivir los hermanos unidos” (Sa132). La mística del encuentro y la belleza que deja en el corazón la unión de los hermanos (as) es el mejor antídoto contra la soledad, la tristeza, la debilidad y la desesperanza.

Antes que iniciaran a llegar las distintas familias dominicanas, porque el tener un padre común nos hace hermanos, Fr. Gilberto Londoño y Fr. Ricardo Ernesto Torres acompañados por el profesor de la USTA Medellín José Domingo Correa, iniciaron la ambientación de la celebración, con el templo bellamente decorado para la ocasión, cual concierto fueron entonando una tras otra canciones en honor a Santo Domingo, y con ellos se iban uniendo las distintas voces de hermanos y hermanas que al llegar en comunidad o individualmente,  se ubicaban en las bancas del templo que en cuestión de media hora se encontró sin un puesto disponible, por lo que fueron muchas las personas que debieron ir a buscar asientos que les permitiera disfrutar cómodamente de este festín Dominicano.

Todo un collage de canciones dominicanas: Domingo tu voz en América, Pan de ángeles, Trigo de los predicadores, Domingo Predicador, La Fuerza de la Verdad y Domingo amigo Predicador,  se fueron tomando los corazones que palpitaban hasta el punto que cada uno de ellos se entonaban como himno de familia. Pero fue Domingo Predicador, el que nos iba guiando, hasta tal punto que fuimos llevando a la coreografía la estrofa que hace referencia a la Familia  Dominicana:

“Pasando el tiempo creció el carisma de la predicación,
y aquellos Frailes con sus hermanas en contemplación.
Luego seglares colaboraron
Y así nació:
la gran Familia Dominicana
que en la Iglesia es Comunión”

Colocándonos de pies unos luego de los otros: frailes, hermanas y laicos íbamos cantando la estrofa. Sentándonos y levantándonos una y otra vez la hacíamos propia en la vida de cada uno,  y por último, todos al unísono  e imitando las olas y con voz más potente cantamos “Y así nació: La gran Familia Dominicana que en la Iglesia es Comunión”.

Con un templo a reventar, el Prior del Convento Fr. José Bernardo Vallejo Molina O.P dio inicio al rezo de las Laudes, con el “Señor abre mis labios” y “Mi boca proclamará tu alabanza”. El responsorio de la solemnidad, los salmos entonados de manera solemne y  en dos coros , en la que los frailes fueron los sustentores y una imagen de Santo Domingo de Guzmán que presidía su liturgia festiva y solemne propio de la vida de la Orden. Con las preses por cada una de las ramas de la Familia Dominicana, el rezo del Pater Noster cantado, la oración final y bendición solemne del día, siendo las 9:30  de la mañana,  se da inicio a  la presentación, por parte del Prior del Convento, de cada una de las distintas delegaciones presentes.

Nueve son las congregaciones Dominicanas presentes en Medellín: Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación  de la Virgen María con una delegación de un centenar de hermanas; Dominicas de Santa Catalina de Siena, Dominicas de la Doctrina Cristiana (Mexicanas), Dominicas de la Congregación Santo Domingo, Dominicas Nuestra Señora del Santísimo Rosario, Dominicas de la Providencia Social Cristiana, Dominicas Hijas de Nuestra  Señora de Nazaret, Dominicas del Rosario Perpetuo y Santa Isabel de Hungría y Dominicas  de Santa Rosa de Lima para un total de 152 hermanas. También nos acompañaron congregaciones femeninas de otras comunidades no dominicanas, pero muy cercanas a la parroquia ya sea colaborando en la pastoral o por estar en la circunscripción de la misma: Hermanas Maestras de Santa Dorotea Hijas de los Sagrados Corazones, Hermanas de San Camilo, Siervas del Santísimo y de la Caridad, Hermanas Adoratrices, Hermanas del Famulato Cristiano, Hermanas Franciscanas, Hermanas Pasionistas y Hermanas Dolorosas.

Los laicos presentes engalanaron la comunión de carismas de la familia, con la presencia de un centenar de  los diferentes grupos apostólicos de la Parroquia Santo Tomás de Aquino y entre los laicos es de resaltar la juventud dominicana – MJD - con dos grupos: Lacordaire de nuestra parroquia   y Protoripos  de una  Parroquia vecina, Nuestra  Señora  de la Esperanza. No podían faltar nuestros aspirantes de la promoción vocacional los cuales están en Medellín y en algunos pueblos vecinos y con ellos las familias de los frailes que el día anterior habían tenido su encuentro en las horas de la noche con las vísperas solemnes y una cena de bienvenida.

Cada congregación de hermanas Dominicas y también los laicos en pocos minutos pudieron presentar su carisma y los distintos apostolados que prestan en la Ciudad de Medellín y alrededores.

Como  estaba previsto en la programación, a las 10:00 a.m. se ofreció en los jardines de la parroquia el refrigerio,  con unas deliciosas empanas, gaseosa, café, agua aromática, siendo este espacio oportuno y táctico para reencuentros, conversaciones, intercambio de fotos, números telefónicos, con el único propósito de buscar estar en contacto e intercomunicados.

El tiempo se acorta cuando el ambiente es de fiesta, por lo que la media hora de descanso parecía no ser suficiente ante la alegría de encontrarnos con conocidos,  o de hacer nuevos amigos, pero el conferencista Fr. Iván Fernando Mejía Correa O.P, doctor en teología con la tesis “La compasión en el ámbito de la teología. Una mirada desde la obra de Jesús Espeja Pardo” la cual será publicada por Ediciones USTA en pocos meses,   nos esperaba para compartir con tan numeroso público, (cerca de 380 personas) el tema de reflexión:  “La Compasión en el Carisma Dominicano”.

Fuimos entrando y regresando a nuestros lugares y despues de un canto a nuestro Padre Domingo, el prior del Convento presentó a nuestro hermano de habito, que presta su oficio como socio del maestro de Prenovición en Tunja, es miembro del Consejo de Provincia, profesor en la Facultad de Teologia de la USTA Sede Principal en Bogotá y muy solicitado en la predicación de retiros al inteerior y fuera de la Orden Dominicana.  Sin más preámbulos se dio la palabra al conferencista.

Fr. Iván Fernando inicia su exposición exhortándonos que recordar la figura de Santo Domingo, su fisonomía humana y espiritual nos debe llevar a enamorarnos del carisma dominicano que tiene raíces bíblicas y como en Santo Domingo el Evangelio siempre deberá ser nuestro referente.

Adentrándose en la dimensión de  la Compasión en la vida dominicana resalta que ella brota de la oración, pues es aquí donde Domingo saca fuerzas para la Predicación. De igual manera nuestra compasión debe brotar de la experiencia con Dios, un Dios con sentimientos de ternura, misericordia y compasión.

Continua nuestro hermano afirmando que “La Orden ha hecho de la compasión uno de sus elementos vitales”, permeado toda su espiritualidad, que tiene su mirada desde el  corazón (teología Cordial) que se expresa ya desde el A.T cuando habla de Dios como “Dios misericordioso, y compasivo, lento a al cólera y rico en piedad”. Si queremos comprender y leer la historia (la realidad) en óptica dominicana, la compasión es la llave, y debemos hacerla desde la compasión, desde el corazón.

En un segundo momento de la exposición, nuestro conferencista aborda las distintas facetas qua ha de mostrar la compasión desde la mirada dominicana:  se en primer lugar Afectiva:  Poner el corazón y Efectiva: Es dinámica, me ayuda a salir de si. Por tanto, la Compasión tiene una dimensión POLÍEDRICA, es decir, contiene muchas aristas, entre las que enumeró las siguientes:

La compasión es ante todo Relación: Pide relacionarme con los otros. Aquí está la perfectiva, el horizonte. Santo Domingo se relaciona fundamentalmente con el hombre que sufre.  Pide una Intersubjetividad: entrar en el mundo del otro, implica conocer la situación real de la persona.

La Compasión es Encuentro:  Así como Dios sale continuamente al encuentro del hombre y de la humanidad entera; así nuestros encuentros deben llevar a la  cercanía. El llamado es a crear la cultura del encuentro.

La compasión implica una Experiencia: Ella transforma, me puede y debe transformar. Para ello hay que dejarnos tocar el corazón: un corazón que sea compasivo y misericordioso como el del padre Dios.

Otra arista de la compasión es La Comunión: Compartir mis intereses, inquietudes, anhelos, estar en sintonía. Es hacer empatía con el otro, así conozco lo que está viviendo, en alteridad: Mirar al otro me ayuda a situarme en los criterios del otro.  Hay que trasladar la experiencia de domingo a nuestra vida.

La Compasión implica Donación: Salir de mis caminos. Es desacomodarme, donarme.  Es romper el cascarón para salir y dejar de vivir solo para mi. Por ello el amor cristiano está inspirado en la compasión y en la misericordia.

La última arista presentada es que la compasión es Acción: Me pone en camino. Así como la Virgen María: Escucha y se coloca en camino hacia la prima Isabel. Esto implica una actitud que brota del corazón: Sentimientos, ideas, deseos. El compasivo debe ser solidario.

Hablar del concepto de compasión implica todas estas aristas. La compasión muestra el rostro de Dios.  Debe trasformar la vida, la pastoral y los discursos teológicos. A Santo Domingo le pedimos: “Predicador de la gracia únenos a los bienaventurados” terminó nuestro hermano.

Después vino un Conversatorio entre el conferencista y los asistentes en el que intervinieron hermanas, frailes y laicos incluidos los del MJD. Con este entusiasmo y recepción al tema expuesto nos dispusimos todos luego de unos minutos de descanso para la Eucaristía Solemne presidida por el Prior Conventual Fr. José Bernardo Vallejo Molina y concelebrada por todos los frailes del Convento Enrique Lacordaire.

Mientras se cantaba “Domingo Predicador” como himno de la gran Familia Dominicana que en la Iglesia es comunión, los concelebrantes entraban desde la puerta principal del templo en procesión solemne presididos por la cruz, ciriales e incensario.

Siguiendo el Misal y Leccionario Dominicano celebramos la Solemnidad de nuestro padre Santo Domingo según está prescrito para esta Solemnidad. Llegados a la Homilía en presidente inició citando una frase de Fr. Ismael Enrique Arévalo Claro del cuarto día de la Novena:  “Estamos viviendo y experimentando una nueva primavera de la familia dominicana en Medellín y sus alrrededores”; haciendo alusión a los ocho días que cual peregrinos como Familia Dominicana,  fuimos adentrándonos en la vida y misión de  Santo Domingo de Guzmán y los Fundadores (as) de las distintas congregaciones dominicanas que han acogido y vivenciado el Carisma de la Predicación al modo dominicano afianzados en el lema de Familia: ¡Reunidos en COMUNIÓN Manifestamos juntos nuestra identidad Dominicana!.

Nuestro predicador invitando a cada uno de los presentes,  a traer a la mente y al corazón la experiencia especial de Domingo  y la manera particular  como lo invocamos. Así lo hicieron Sor Cecilia Cesarini, monja que le conoció bien y escribió ampliamente sobre él y Jordán de Sajonia quien fue recibido por Santo Domingo en la Orden y luego le sucedería en el cargo de Maestro de la Orden, ellos nos han contado,  con descripciones plenamente creíbles, acerca del perfil humano y religioso de Santo Domingo.

Venimos a esta solemnidad, agrega, oliendo a Santo Domingo, que no es otro que el olor a Cristo porque en la Novena fueron muchos y variados los retratos que pudimos releer de nuestro fundador. Y Describió  algunos de ellos:

Domingo “Hablaba con Dios y de Dios; sus palabras y sus obras reflejaban el varón Evangelico, un hombre de Estudio  viviendo en pobreza evangélica. Domingo, el fraile de la alegría y sacerdote santísimo de Dios. Domingo, el más eminente predicador del siglo XIII  y Hombre de la compasión y el fraile de la “fraternidad universal” pues “Todos los hombres cabían en la inmensa caridad de su corazón, y, amándolos a todos, de todos era amado” (Beato Jordán de Sajonia). Retratos que han ido configurando la espiritualidad dominicana, que como lo expresa Felicisimo Martinez: “ es una espiritualidad de ojos abiertos”, porque Domingo ora y estudia; observa y se identifica con su Dios; siente compasión, y se hace misericordia. Abre los ojos para ver a Dios y descubre, además, ante ´Él al hombre y  la humanidad.

Para  terminar  se nos invita a dar una noticia Buena como lo escuchamos de boca del profeta Isaías: La de la fraternidad dominicana como lo hemos viviendo en los días de la novena y hoy en esta celebración. Hay que gritar que vale la pena reunirnos como familia y  que vale la penaser frailes, hermanas y laicos de la alegría como lo fue nuestro padre Santo Domingo.

Cada uno está llamado a ser un “Domingo”: ayudando a construir la comunión entre las distintas ramas de la Familia Dominicana como lo hizo Santo Domingo entre las monjas y los frailes y unos y otros con las altas eferas de la jerarquía ecesiástica de su tiempo.  Y todos de pie entonamos la plegaria: Padre Santo Domingo,  nosotros tus hijos e hijas, te aclamamos a ti, esperanza nuestra y te agradecemos el hacernos herederos de tu vida y misón.

La Eucaristía prosiguó con la solemnidad que amerita la celebración y hacia la 1:15 p.m, todos los presentes fueron invitados por el Prior al compartir Fraterno en torno al almuerzo en el Convento Enrique Lacordaire. Como un río humano, fueron desfilando, niños y jóvenes, hombres y mujeres, frailes y hermanas de todas las edades, porque del banquete eucarístico que nos porta al cielo,  bien vale la pena pasar al banquete  terrenal, uno y otro nos fortalecen para ser los predicadores que necesita el mundo de hoy.

Nuestro convento estuvo bellamente decorado para este día de Familia, que orgullosamente lleva después de los apellidos de sangre, el O.P corre por las venas predicadoras. La bandera tricolor de Colombia descolgada desde uno de los balcones en conmemoración del bicentenario de la Independencia y en otro la bandera de la Orden con su blanco y negro como signo de comunión de los carismas dominicanos. A la entrada un significativo collage o poste de imágenes de Santo Domingo de un pintor español. En el patio central y por los distintos espacios del convento, bombas blancas y negras que como flores surgían del pavimento, daban ese brillo dominicano que cual estrella mostraban el camino que conducía a los lugares preparados para el almuerzo.

En primer lugar un ponqué que calmara un poco el apetito, bella mente decorado con el cappatum de la Orden y su alusión a Domingo Varón evangélico. El patio y el segundo piso del Convento acogieron y albergaron tal caudal de hermanos y hermanas, que se fueron ubicando en mesas o en las meras sillas. Los frailes con habito talar  se multiplicaron para atender como anfitriones a nuestros comensales. Y entre subidas y bajadas por las escaleras al segundo piso, ayudados por los jóvenes aspirantes y el MJD, fuimos elevando la plegaria al Dios del Cielo, al mejor estilo de nuestras familias  y como Jesús con la multitud  que no faltara el pan, como algún día en el Convento de San Sixto. Y ciertamente Fray Domingo pidió que hubiera pan para sus hijos e hijas y de pronto fuimos testigos de un milagro, como ángeles sus frailes servimos el pan para los mas de 380 miembros de la gran familia dominicana.

En el ambiente se sentía en calor de la fraternidad y nadie mostraba afán para partir. Pasaban las horas entre música, servida del humilde arroz con pollo y otros aderezos culinarios, refrescos, hasta que el reloj daba las cuatro de la tarde y aún habían invitados departiendo en hermandad entre los que se encontraban los frailes y sus familias.

Al caer la tarde las familias y los frailes continuábamos el encuentro de manera informal, en torno a conversaciones llenas de anécdotas e impresiones de sobre la celebración dominicana y las vivencias que dejaron huella en los corazones y que nos acompañarán  habiendo sido testigos de lo que llamamos “Primavera de la Familia Dominicana en Medellín y sus alrededores.

En este ambiente de fiesta prolongada y que pareciera no tener fin, pues la noche no era obstáculo para seguir reunidos,  nuestro síndico del Convento Fr. Rubén Darío López leyendo nuestros pensamientos, pues no se había preparado cena alguna,  nos proveyó de un delicioso asado tipo picada, al que varios hermanos y familiares se unieron para colaborar  y así iban saliendo pequeñas tandas que eran devoradas por las cerca de 30 personas casi hipnotizadas por la comunión que se vivía.

Siendo las 9:00 p.m. tras una jornada de doce horas ininterrumpidas, y ante el compromiso que nos esperaba para el día cumbre de la Solemnidad, y al mejor estilo dominicano, regresamos a nuestras celdas fortalecidos por las vivencias de estas arduas pero enriquecedoras jornadas dominicanas, convencidos que nuestro padre Domingo cumple su promesa de sernos más útil desde el cielo.

Haz que seamos como Tú: Dóciles al Espíritu, generosos para servir, en la alegría agradecidos, en el cansancio fuertes y en el convivir sinceros.

 


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