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¡Boyacá tierra linda sumercé!
Convento Enrique Lacordaire - Vacaciones Comunitarias

| Sábado 29 de Junio a jueves 4 de julio • Fr. José Bernardo Vallejo Molina O.P |

Aprovechando el Encuentro Nacional de Frailes de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia en Chiquinquirá el día 29 de junio, los frailes del Convento Enrique Lacordaire de Medellín, buscando enmarcar toda nuestra vida en el llamado del Capítulo Provincial: “Por los caminos de la Renovación y la Esperanza”, iniciamos las vacaciones comunitarias, las cuales tuvieron un período de cinco días, hasta el jueves 4 de julio.

En este caminar de renovación y esperanza,  como Convento  vamos creciendo en la ardua tarea de construir una verdadera comunidad de hermanos, que sea  «Schola Amoris» (escuela de amor) para jóvenes, adultos y ancianos: una escuela donde ama a Dios y a los hermanos con quienes se convive. Por ello buscamos promover el encuentro, la alegría de vivir juntos,  fomentar  relaciónes gozosas y fraternas basadas en el conversar, escucharnos, reconocernos, admirarnos, aceptarnos, valorarnos, tolerarnos, perdonarnos. Todo orientado a mantener encendida la llama de la fraternidad.

Para disfrutar este tiempo de vacaciones, ciertamente de descanso,  acordamos en comunidad, que fueran un espacio propicio para acrisolar la vida fraterna y comunitaria, y que fuera posible mantenernos cercanos los unos a los otros, evitando la disperción o aislamiento de alguno de sus miembros. Con estos sentimientos, el sábado 29 de junio en las horas de la tarde,  partimos hacia la ciudad de Tunja con el calor de una Provincia que se ha reencontrado en el espíritu del Centenario de la Coronación del Lienzo de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, renovados en la esperanza,  y teniendo en la mente y el corazón la celebración del Bicentenario de la Independencia Nacional, con el entusiamo de recorrer, como aquellos patriotas que nos dieron la libertad,  parte de las tierras boyacenses, ya no a lomo de mula, sino en dos vehículos que que nos proporcionaron la familia de nuestro hermano boyacense y una amiga de la comunidad en la ciudad de Bogotá.

Después de instalarnos los nueve hermanos en el Hotel Boyacá Plaza (Fr. Germán Correa Miranda  y Fr. Gilberto Lonsoño Villegas, por edad y asuntos de salud no han participado), visitamos la casa de la familia de Fr. Ricardo Ernesto Torres Castro,  oriundo de esta tierra,  como signo de fomentar encuentros que permitan conocer  e interaccionar con los padres, hermanos y demás familia de los frailes asignados a nuestro Convento. Fue una velada entorno a la música de cuerda, con cantos, dinámicas, anécdotas, en la que tanto sus padres Eliecer y Marta, como su hermano mayor Camilo y Silvana su mujer y sobrinos presentes, pudieron palpar de primera mano la alegría que produce el vivir juntos en la fe, la esperanza y la caridad. Maravilloso inicio de este caminar por las tierras de Boyacá, el contacto con sus gentes y nada mejor que con los que llevan sangre dominicana, y entregaron no hijos a la patria para darnos la libertad, sino hijos a la Orden Dominicana para ser predicadores del Evangelio al modo de Santo Domingo de Guzmán.

Nuestro itinerario de domingo, inició dirigiéndonos, un poco despues de la salida del sol, al  Lago de Tota, considerado un santuario para la adoración de los indígenas muiscas a los dioses y demás historias en mitos y leyendas. Con una superficie de 55 kilómetros cuadrados, ubicado a 3.015 metros sobre el nivel del mar, es después del Titicaca (Bolivia), el lago navegable a mayor altitud de América del Sur y el embalse de agua dulce natural más grande de Colombia.

Llegar a este lugar, es un encanto desde el camino, pues encontramos municipios como: Sogamoso, Tibasosa (uno de los principales productores de feijoa a nivel nacional), Iza, Cuitiva, Tota y Aquitania, lugares que iluminan el camino con sus arcaicas casas blancas y jardines multicolor, resplandecientes bosques poblados de hermosos árboles y verdes pastos, como si hubiesen sido ubicados.

En Aquitania ( a 3.030 metros sobre el nivel del mar, uno de los 10 municipios más altos de colombia y de las tres poblaciones que se encuentran rodeando el lago),  fue nuestro almuerzo, una cacerola de trucha Arco Iris,  comida de dioses para humanos. Y como si estuvieramos en el mar, la visita obligada para deleitar los sentidos, Playa Blanca, la única de clima frio, hasta el punto de decir, sin lugar a dudas, es una encantadora isla con agua fría y de arena blanca. Y con este mismo encanto entrada la noche hicimos nuestro viaje de regreso manteniendo en la memoria aquellas imágenes paradisíacas que evocan la creación del mundo, prontos a caer en el más profundo sueño que reparara las fuerzas para el nuevo día que nos espera.

Como entre los objetivos de las vacaciones estava el los visitar lugares y comunidades dominicanas de la Provincia, iniciamos la semana desplazándonos al Convento de Santo Ecce Homo, que el 15 de marzo del 2020 cumplirá 400 años de haber sido fundado; monumento declarado patrimonio arquitectónico en la lista de bienes culturales de Colombia en 1998 y que fue finalista en el concurso emprendido por el Tiempo en el año 2007 para definir las siete maravillas de Colombia. En la visita fuimos recibidos por el Síndico de la Provincia Fr. Jaime Monsalve quien con botas y machete en mano, vela por la custodia y manutención de este bien tan preciado para los dominicos de Colombia.

Cercanos al medio día, nos esperaban los frailes de la casa de Villa de Leyva para una integración entre las dos comunidades, encontrándonos con Fr. Yelmer Larrota, Fr. Rogelio Cano y Fr. Juan Carlos Menjura. Después del almuerzo una tertulia en los corredores de la casa hasta pasadas las 3:30 de la tarde, muchos y variados temas, todo en base a conversaciones, la acogida y el encuentro y como signo de las calorías que produce la fraternidad, un delicioso postre en la repostería, “La Galleta”  a una cuadra de la plaza principal.

Siendo las 5:00 de la tarde nos dirigimos a Arcabuco, municipio fundado en 1.856 a una hora de camino desde Villa de Leyva. A imitación de Santo Domingo, visitamos el templo, saludamos el párroco, un sacerdote joven a quien encontramos rezando vísperas en el altar. Luego entramos en la tradicional  cafetería y panadería del pueblo, El Pómeca, pues el frío era intenso, almojábana y agua de panela con queso para recobrar calorías. Regresamos por la vía pavimentada a Tunja, epicentro para los desplazamientos, llegando hacia las 8:00 de la noche para el merecido descanso.

En nuestro tercer día tomamos la ruta de la provincia de Márquez, iniciando nuestro recorrido por el norte, con el municipio de Santa Bárbara de Viracachá, cuyo templo en honor a Nuestra Señora del Rosario es de estilo barroco, con una hermosa fachada y un interior que atrapa. Luego nos dirigimos, por caretera destapada, hacia Ciénega, para visitar el templo que es llamado la capilla Sixtina de Boyacá por sus pinturas. Y de regreso a la ciudad de Tunja, donde nos esperaban los frailes del Convento Santo Domingo para el almuerzo, nos detuvimos para contemplar el majestuoso tempo del Municipio de Boyacá, en Boyacá, municipio fundado el 8 de agosto de 1537, del que Fr. Alonso de Zamora O.P narra que los españoles llegaron a esta región en busca de las minas de esmeraldas.

Llegamos al Convento de Santo Domingo hacia la una de la tarde, donde nos esperaba el Prior Fr.  Javier Aníbal Moreno Mojica y la comunidad de hermanos para compartir un deliscioso asado como almuerzo: Mazorca, longaniza, rellena, carne res y pollo, envuelto de maíz, arepa boyacense, guacamole, aji y la pola no podía fatar como acompañamiento. Otro momento de gran significado por la oportunidad para entrelazar vínculos de fraternidad inter conventual, a sabiendas que el año anterior estas dos comunidades nos encontramos en Medellín para los retiros espirituales, y de conocimiento para algunos hermanos que visitaban  el Convento y Prenoviciado (lo prenovicios se encontraban de vacaciones) por primera vez, o que no lo hacían desde varios años atrás. Comparimos hasta las 3:00 de la tarde, hora en la que nos  que nos dirijimos a la Plaza de Bolivar a iniciar el tour de “Los tesoros escondidos de Tunja” orientados por un guia de la Alcaldía, el Profesor Juan  de la USTA, otros dos expertos en historia y arte.

Tunja alberga un conjunto monumental protegido en su Centro Histórico y declarado patrimonio de la Nación en 1959. A lo largo de su historia, ha sido reconocida como un importante centro literario, científico, cultural e histórico y es considerada actualmente como una ciudad Universitaria. Entre los lugares visitados estuvieron: La casa del Fundador Gonzálo Suárez Rendón, ubicada en el costado oriental de la Plaza de Bolívar; aquí vivió y murió el fundador, y en ella se conserva pinturas murales del siglo XVI.

Ananzada la tarde nos dirigimos a Casa del Escribano Real Don Juan de Vargas, la Catedral Basílica Metropolitana del apóstol Santiago con su gran portal en piedra de Bartolomé Carrión, la Plaza de Bolívar, y nuestro Templo de Santo Domingo con el mejor artesanado en madera y oro del Siglo XVI en la Nueva Granada donde se encuentra la Capilla del Rosario - considerada La capilla Sixtina del arte Barroco hispanoamericano.  Siendo las 6:30 de la tarde, al dar inicio  la Santa Misa, dimos por terminado el tour con los guias, conscientes que son muchos más los lugares que valen la pena visitar en otra ocasión: Iglesia Nuestra Señora del Milagro del Topo,  Capilla de Santa Clara la Real, Iglesia de San Agustín, El Conjunto Escultórico del Mono de la Pila, Paredón de los Mártires.  Encontrándonos a pocos pasos, nos dirigimos a las instalaciones de la Universidad Santo Tomás Centro, con la finalidad de hacer un breve recorrido por ellas, terminado el recorrido en la rectoría para saludar al nuevo Rector de la Seccional de Tunja, Fr. Álvaro José Arango Restrepo en su primer día de ejercicio del oficio encomendado por el Consejo de Fundadores.

Continuando nuestra convivencia lúdica y eutrapélica,  una vez más nos reunimos en casa de nuestro hermano Fray Ricardo Ernesto, acogiendo la invitación de su familia a una cena con gallina criolla, a la cual invitamos a nuestros hermanos que están con permiso de ausencia: Fr. Andrés  Muñoz quien trabaja en la gobernación del departamento y Fr.  Jaime Andrés Arguello,  profesor de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia,  con el fin de compartir con ellos los frutos de unidad y fraternidad vividos en Chiquinquirá, y una oportunidad de renovación y  la esperanza de un pronto retorno a la casa paterna.

Para terminar nuestro periplo vacacional por los caminos de Boyacá,  destinamos el último dia para el relax, en el Hotel Estelar Centro de Convenciones en Paipa, en  busca de descanso y recreación: Piscina, aguas termales con beneficios terapéuticos, jacuzzi, almuerzo, refrigerios mañana y tarde y un paseo en lancha por el lago artificial. Un día bañado de tranquilidad y reposo.

Y como no podía faltar la visita obligatoria al peculiar Pueblito Boyacense, siete plazoletas que conjugan cada uno de los más lindos pueblos de Boyacá, y uno de los grandes atractivos turísticos de Duitama. Es conocer en pequeño los siete pueblos más bonitos del departamento sin moverse mas que un par de calles y en él admirar Boyacá con solo dar unos cuantos pasos: Villa de Leyva, Tibasosa, Tenza, Sáchica, El Cocuy, Monguí y Ráquira. Con este espectáculo de edificaciones  en las que se resaltan aspectos importantes como la teja de barro, el empedrado, el armadillo de sus muros, la madera rolliza, el chuzque, los balcones de madera, el tornado, la alforja y los faroles, regresamos al hotel dispuestos a rehacer nuestras maletas para disponernos el día de mañana, jueves 4 de junio, a dar por terminada esta experiencia novedosa de hacer y vivir unas vacaciones distintas,  que no solo recrearon nuestros sentidos, sino también el espíritu cultural e histórico, seguros que que traerá nuevas ideas para nuestro convivir de hermanos que pasamos gran parte de nuestra vida en un Convento.

Ya con maletas en los vehículos, prontos a tomar camino hacia la capital del país, vimos que algo nos hacía falta: Recorrer el Campus de la USTA y en él su Nuevo Edificio Santo Domingo de Guzmán, que se ha convertido en ícono de la ciudad y del departamento no solo por su diseño emblemático, sino por su lenguaje innovador en la distribución y concepción de espacios en todos sus coloridos,  orientados y pensados para proporcionar un excelente bienestar académico de sus estudiantes. Comenzando por el Auditorio Principal, fuimos escalando piso a piso por las imponentes y empinadas escalinatas,  que como llevados de la mano nos iba descubriendo la riqueza de cada uno de sus pisos: laboratorios, aulas de clase, sala de computadores, capilla, salas de profesores, lugares de descanso para estudiantes y docentes, el CRAI o Biblioteca con sus tres niveles, aulas para posgrados, hasta terminar en el séptimo piso con la sala de consejos, rectoría y sus dos vicerrectorías académica y administrativa financiera.

Con la alegría de ser testigos de una Seccional fortalecida y en crecimiento en todos sus aspectos, partimos entonando el himno Scout: “No es más que un hasta luego, no es más que un breve adiós” garantizando que nos encontrarmos con un departamento pintoresco por sus campos verdes, lagos glaciales, pequeñas ciudades y pueblitos coloniales rodeados de impresionantes paisajes de montaña, lo cual lo convierte en visita obligada para cualquiera que coloque sus pies en esta tierra en la que se libraron batallas determinantes para la independencia de Colombia; por este motivo, el libertador Simón Bolívar la denominó "Cuna y Taller de la Libertad”.

BOYACÁ TIERRA LINDA SUMERCÉ!


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