Con esta expresión se denomina la comunidad fraterna de los diversos grupos que, en cuanto participan de una común vocación -cada uno a su manera- y están al servicio de la misión de la Orden, son llamados dominicos.
"La familia dominicana consta de frailes, clérigos y cooperadores, de monjas (religiosas de clausura), de hermanas, de miembros de institutos seculares y de fraternidades sacerdotales y laical.es" (LCO, 1, IX).
"Las monjas de la Orden, según el propósito de Santo Domingo, en su vida religiosa contemplativa se entregan totalmente a la comunicación con Dios, de la cual se nutre la vida apostólica de los frailes, dando a la vez testimonio de oración, silencio y penitencia" (L.C.O, 142).
"Las hermanas, imbuidas del celo de Santo Domingo, dan testimonio del Evangelio, de palabra y de obra, unidas en íntima comunión con los frailes en la edificación del pueblo de Dios" (LCO, 144).
"Los miembros de los institutos seculares agregados a la Orden, abrazan la profesión de los consejos evangélicos en el mundo según el espíritu de Santo Domingo" (LCO, 147).
"Las fraternidades seglares de la Orden son asociaciones de laicos que, unidos por un don de Dios en el espíritu apostólico de Santo Domingo, "se esfuerzan en procurar su salvación y la salvación de los demás" por la profesión de vida evangélica según la forma de vivir adaptada y convenientemente aprobada por la Orden conforme a su estado en el mundo" (LCO, 149, I).
"Las asociaciones vinculadas a la Orden, que fomentan la renovación de la vida cristiana en el pueblo de Dios, sirven al bien espiritual de los frailes y al mismo tiempo prestan su colaboración a la Orden en algún apostolado especial" (LCO, 152)
Mediante el constante intercambio de ideas, experiencias y ayudas entre los distintos grupos que integran la familia dominicana la Orden permanece fiel a su tradición pasada, al mismo tiempo se siente emprendedora en el presente y con gran esperanza en el futuro, preparada para responder con actualidad y eficacia a las necesidades del mundo y de la Iglesia.
Esta Orden manifiesta en su historia, en su vida, en su organización y en su complejidad el atractivo de su propia riqueza espiritual.