Los santos y santas de nuestra Familia Dominicana vivieron en plenitud el ideal que nosotros buscamos, nos estimulan con su ejemplo, nos ayudan con su intercesión y constituyen una invitación a participar de su destino. También representan un reto a las nuevas generaciones de vocaciones y demuestran que es posible una realización histórica concreta del ideal dominicano en diversos contextos y circunstancias.
Ejemplos no menos significativos, del cultivo y florecimiento de las virtudes cristianas en la Orden dominicana son, entre muchos, San Pio V San Pedro de Verona, Santa Margarita de Hungría, San Raimundo de Peñafort, Santa Catalina de Ricci; San Juan de Colonia, San Jacinto de Polonia, San Juan Macías, y una gran legión de mártires que con su sangre han regado la semilla del Evangelio en las misiones en los diversos países de todos los Continentes.